Como el mismo nombre lo dice, este tipo de diamante es creado en un laboratorio, en vez de ser creado por la naturaleza misma. Los laboratorios para diamantes sintéticos utilizan tecnología para recrear las condiciones en las cuales un diamante natural es formado bajo la tierra. La principal diferencia entre ambos viene siendo la manera en la que se obtiene, ya que ambos tienen básicamente las mismas características químicas y físicas, ya que tienen la misma estructura.

El primer diamante de laboratorio se creó en 1950, bajo el proceso de High Pressure, High Temperature (HPHT). Fue en el año 1970 cuando se creó el primer diamante de laboratorio con calidad para ser definida como una joya.

En el año 2000 se inventó otra manera para crear diamantes de laboratorio, y mediados del 2010 se comenzaron a a comercializar cada vez más este tipo de diamantes. Con el paso del tiempo se han ido perfeccionando los procesos, para que estas piedras tengan mejor color y claridad.

La manera para identificar un diamante natural a uno creado es por medio de un laboratorio, donde se examina la piedra con instrumentos para determinar las diferencias en cuanto a los cristales.

Hoy día, son considerados como una alternativa al diamante natural. Comienzan a ganar popularidad, ya que poseen la misma belleza y propiedades, y en la mayoría de los casos son de precio más accesible. Independientemente, si fueras a elegir un diamante natural o uno de laboratorio, te recomendamos ampliamente adquirirlo con su certificado.